Cuando imaginas un león, lo primero que te viene a la mente es probablemente su naturaleza imponente y su fuerza bruta. Pero en su nuevo trabajo, Eddy Maniez ha decidido jugar con estas percepciones. Fascinado por los valores del león: carismático, fuerte y poderoso, buscó captar algo más sutil: el equilibrio entre poder y gentileza, entre ferocidad y humanidad.
La técnica de la silicona
Lo que hace única esta obra es la forma en que Eddy Maniez logra
equilibrar la fuerza natural del león con cierta delicadeza artística. La técnica de la silicona aporta al león una textura que suaviza sus rasgos manteniendo su tamaño y su poderosa postura.
Esta obra es un juego de oposiciones: lo duro contra lo blando, lo estático contra lo vivo. Este león es una representación perfecta de la idea de que la verdadera fuerza también reside en el autocontrol.
La silicona, un material fluido y maleable, aporta sutileza a este animal conocido por su ferocidad. El león, bajo el pincel de Eddy Maniez, se convierte no sólo en un icono de valentía, sino también en una figura casi poética, imbuida de elegancia.
la mirada del león
Es sin duda la mirada del león la que más llama la atención. Mientras contempla el cuadro, sus ojos parecen seguir a quienes lo miran, creando un vínculo íntimo y directo con el espectador. El león tiene una mirada de coraje y sabiduría, lo que da la impresión de que el animal está listo para saltar fuera del marco. Eddy Maniez, jugando con la luz y la materia, consigue darle vida a esta obra. Ya no es simplemente una representación congelada, sino una escena viva.
Una obra que no deja indiferente a nadie, donde la fuerza bruta se combina con una profundidad emocional sorprendente.